Lucas Núñez

Entrevista a Lucas Núñez: su arte y el cuerpo

Lucas Núñez
por aleyjets

Conversamos con Lucas Núñez, artista que participó en la sexta edición de FAXXI, de quien puedes visitar su obra de forma online acá.

¿Quién fue tu primera ídola?
Sonará muy mamón, pero fue (y continúa siendo) mi mamá. Desde muy chico la vi como una heroína por estar sacándose siempre la cresta por mí. Sacrifica muchas cosas por verme feliz.

Nombra un (o más) objeto indispensable.
Lamentablemente mi celular.

¿Danos una buena picada/dato (de lo que sea).
En Trenzaduría el Fraile tienen las fibras naturales (yute) más baratas de todo Santiago.

¿Cuál es tu lugar preferido de la ciudad en que vives?

Caminar por Manquehue sur de noche, cuando no hay nadie. ¡Es muy bello! Soy de Iquique, así que un par de árboles me sorprenden bastante.

¿La película que más veces has visto?
J’ai tué ma mère, de Xavier Dolan. Tuve que verla muchas veces porque la utilicé como referente en mi “tesis”.

¿Cuál es tu mejor manera de perder el tiempo?
Viendo UNHhhh. Katya y Trixxie hacen que mis días (y mis momentos poco productivos) sean muy felices. ¡Véanlo! (o mejor no, es la perdición).

¿Qué música se escuchaba en tu casa cuando eras niño?
En mi casa se escuchaba salsa cristiana. Jesús es alguien simpático con mucho sabor.


¿Cual fue tu primer-primer trabajo?

Ir puerta por puerta ofreciendo cremas y perfumes de una marca que me daba –y me sigue dando– MUY poca confianza.

¿Cuándo supiste que te querías dedicar al arte?

Si lo pienso bien, siempre tuve el sueño –muy cola– de querer ser diseñador de ropa. Nunca supe que quería dedicarme al Arte. Sabía que disfrutaba mucho pintar al óleo y tocar el piano, pero cuando tuve que escoger, según mi puntaje, qué y dónde estudiar, coloqué carreras que no tenían ninguna relación (Pedagogía en inglés). Antes de enviar la postulación, tuve una pequeña revelación donde me dije: “Lucas, será demasiado aburrida la vida así”. Cambié todo y quedé en la Pontificia Universidad Católica de Chile, sin saber aún en qué consistía ser licenciado en Arte y con muchas ganas de seguir pintando. Una vez dentro de la carrera, leí, experimenté y nutrí mi pensamiento gracias mis compañeras y profesores (sobre todo con Alejandra Wolff). Gracias a eso me di cuenta del poder político que posee el arte. Si bien no podría cambiar al mundo, al menos podría generar instancias críticas donde se podría reflexionar acerca de los asuntos que me interesan: género, afectividad y resistencia. Cuestión que no tenía como único objetivo la sociedad, sino las esferas más privadas de mi vida: la familia o mis amistades. Además, en relación a eso último, vi en el arte la oportunidad de afrontar cuestiones íntimas que hubiese desplazado si hubiese estudiado otra cosa. No habría podido estar en el ejercicio constante de instrospección, que ha sido una de las cosas que me ha ayudado a mantenerme vivo.

¿En qué estás trabajando ahora?
Actualmente me interesa continuar haciendo desplazamientos entre la joyería contemporánea y el arte, en la creación de objetos que subviertan determinados aspectos de la joyería de lujo. Todos los días pienso piezas que podría realizar –y que aún no puedo hacer por falta de dinero–, cómo podrían cargarse, con qué otros materiales podrían unirse. Incluso he estado hablando con amigos que estudian danza, quienes están interesados en las relaciones que poseen las piezas con el cuerpo, y los límites que ahí se encuentran. Además de esto, en mi obsesión por tejer, también sigo buscando formas a través del tejido a crochet con pelo. He hecho piezas, pero aún no me convencen, por lo que sigo insistiendo a ver qué resulta. Todo esto lo hago pensando en cómo la insistencia en el tejido prolongado es la metáfora de una resistencia afectiva.

Cuéntame sobre la multiplicidad de cuerpos en tu obra.

La idea principal de mi investigación por medio de la pintura es la búsqueda de imágenes que resisten a ser nombradas. Comenzó cuando ayudé a una amiga transexual a pensar cómo podría ser su cuerpo luego del cambio de sexo. Alrededor de los cuadros (su imagen actual, y la proyección de sus deseos, por decirlo de alguna forma), se encontraban estos estudios de cuerpos que tenían como objetivo mostrar el cuerpo como una base políticamente neutral sobre la cual la cultura incide, y de la que también somos partícipes en cuanto a resistencia de categorías binarias. En ese sentido, la multiplicidad apunta al estado potencial que poseemos para cambiar y auto-construirnos, configurando ideas que hemos naturalizado, desechando otras expresiones a las que pueden accederse. Otro tipo de lecturas que ha tenido la “multiplicidad” dentro de mi obra, ha sido la observación con respecto al encuentro que hago entre las transparencias de hombres y mujeres, y la idea que en ese encuentro/complemento se encuentra la verdadera liberación de este cuerpo. La idea de movimiento es importante también, pensando en la relación entre el dibujo y la mancha pictórica con lo masculino y lo femenino. El gesto pictórico que desborda, asume y se aleja de la estructura que es fuerte en algunas partes y en otras simplemente desaparece, logrando así múltiples formas de abordar el cuerpo y la constitución de la imagen.

¿Por qué trabajar con el cuerpo?
El cuerpo siempre ha llamado mi atención. Es el primer lugar que uno habita, y donde se alojan todos los traumas. Básicamente tu pieza. Lo primero que haces propio, y donde guardas objetos íntimos, secretos, dolores, y alegrías. El cuerpo es un objeto de estudio que nunca estará de más, y en mi caso es la base de mi pensamiento (como dice Le Breton: siento, luego existo). Por un lado están aquellos asuntos psicosomáticos que involucran los fenómenos afectivos, y luego la idea de androginia a la que deseo llegar algún día. Me interesa la transformación del cuerpo a través de la historia, y la concepción que se tiene actualmente del mismo.