Entrevista a Cristo Salves: Un vaquero del espacio que escribe canciones

Por Vicho

Estuvimos escuchando el disco de Cristo Salves y quisimos conocer un poco más del imaginario de Texas City Bar. Cristóbal Salvestrini es un cantautor y músico experimentado que va más allá en los detalles de la estética que envuelve sus producciones y presentaciones en vivo, con una soltura y libertad envidiables. Conversamos sobre procesos creativos, referentes y formas de trabajar la música en un país como el nuestro, mientras nos tomamos un café.

¿Cómo nace tu proyecto Cristo Salves? Porque tú tenías una banda antes. 

Sí. Durante como 15 años toqué con una banda que se llamaba Los Humberstones (como los Stones de un pueblo fantasma). Yo creo que después de 15 años ya habíamos dado todo lo que podíamos dar como banda y ya con la pandemia no había cómo juntarse. Aparte ya todos tenían sus familias, entonces era cada vez más difícil. Así que fue como una buena excusa para decir ya, hasta aquí llegamos. Y ahí empecé a grabar yo solo. 

Siempre he grabado solo, pero usaba mis maquetas para que después las armáramos con la banda. Entonces empecé a grabar mi propia música y me di cuenta que me quedaban bastante bien. Aparte que hoy en día es poca la gente que escucha música en un equipo de alta fidelidad. Te escuchan, si tienes suerte, en un parlante y si no, en el teléfono nomás. Entonces pagar un estudio tampoco se justificaba mucho. Así que aprendí un par de cosas más, técnicas nuevas, y partí con mi proyecto solo: Cristo Salves, que es mi nombre (Cristóbal Salvestrini) partido por la mitad. Suena mesiánico, pero es solo una casualidad. 

Desde la pandemia he hecho seis discos en total. Cuatro son 100% firmados por mí y otros dos que están firmados como los vaqueros del espacio. Soy yo con DJ Lete, que toca el bajo y como que me produce. 

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Foto: Gabriel Schkolnick

¿Y el último proyecto que hiciste? ¿Cómo nació la idea de tu álbum? ¿Qué te inspiró tanto musical como estéticamente? 

Este disco se me ocurrió por dos cosas. Un día que estaba paseando por Franklin, pasé por un bar que se llama Texas City y pensé: no entraría ni loco a este lugar. La portada del disco es un dibujo de ese bar que existe, lo puedes ir a ver y es tal cual. O sea, la única diferencia es que se llama “Texas City schopería restaurante”, pero yo le puse “Texas City Bar” porque sonaba mejor. 

Entonces se me ocurrió una canción como, ¿qué pasa si entro al Texas City Bar? ¿cómo sonaría una canción ahí? y empecé a grabar con una pila de instrumentos medio folk, como que sonara medio Texas City. 

También estaba pensando un poco en la película París, Texas y en la música de Ry Cooder. Entonces empecé a grabar canciones con banjo, guitarra y bajo con un sonido medio texano. Partí con la idea de la canción Texas City Bar, que era como una experiencia imaginaria en ese lugar. Y eso fue dando cabida a más canciones y finalmente terminé sacando el disco con ocho temas. 

¿Y la canción Ingeniero Comercial?

Yo igual hago canciones de repente medias chistosas. No siempre, hay otras que son bien en serio. Pero claro, los ingenieros comerciales para mí siempre han sido como una piedra en el zapato. Toda la vida. En los distintos trabajos en los que me he tenido que desempeñar para sobrevivir siendo músico, siempre hay un ingeniero comercial al que uno le presenta una idea. Yo estuve trabajando en publicidad y cuando le contaba la idea al Ingeniero comercial, nunca la entendía, porque lo ven todo como a través de un Excel. Aparte es una carrera que no existe en ninguna otra parte. En el fondo ellos son el coladero de ideas, pero ¿cómo puede ser que alguien que no tiene ninguna capacidad creativa ni emocional sea el que te juzga? Así que nada, por años les he tenido pica. Este es mi momento. Esta es mi venganza. 

Buena canción. 

Gracias. 

Y esa canción la has grabado tú solo en tu casa, ¿no? 

Sí, tengo mi estudio casero. En esa específicamente grabé yo todos los instrumentos. Me gusta que mi música suene orgánica, sobre todo en estos tiempos en que con la inteligencia artificial se puede hacer que todo suene como uno quiera. Ya nadie sabe si está cantando John Lennon o si es un robot. Me gusta que mi música suene un poco más humana. Que tenga ciertos errores o baches o lo que sea; creo que eso le da carácter. 

¿Cómo percibes tú ser un músico emergente? Porque alguna vez lo fuiste.

Yo siempre he sido un músico emergente. Nunca he estado en la palestra de los grandes nombres ni nada. Tampoco he hecho nada como para buscármelo, aunque con la banda tuvimos grandes hitos. Teloneamos a Charly García, tocamos en el Estadio Nacional, nos fuimos de gira, grabamos cuatro discos de estudio. Grabamos con Caco Lyon, el productor que grabó a Los Prisioneros. Grabamos con Leo Quinteros, con Pablo Giadach. Hicimos cosas, tocamos harto en vivo. Pero como que nos faltó un empujón extra como para llegar a la gloria. 

Y ahora, no sé si voy a ser mainstream algún día, pero con el cuento de Los Vaqueros siento que hemos generado bastante interés por ir a ver estas tocatas, que más que tocatas son como una performance. Hay balazos, sombreros, cactus. Pasan cosas. Es más entretenido que ir a ver una tocata. Y yo creo que eso me puede sacar del lodo al que estoy acostumbrado. 


¿Qué opinas sobre lo difícil que es en la actualidad hacer que la gente te escuche? Lo menciono porque también soy músico. Tengo un grupo y hemos subido nuestra música a Spotify y demás plataformas, pero al verlo, uno se da cuenta de lo complicado que resulta.

Sí, es complicado. Es difícil que te toquen en la radio (aunque las radios ya no importan mucho). No sé. Pasa por muchas cosas. Por tener suerte. Por estar en un colectivo que de repente te pesque. Por ser amigo de alguien, no sé. Yo no he tenido esa suerte de encontrar a alguien que me ponga en primera línea. Pero no sé si me interesa tanto tampoco. 

O sea, me encantaría que mi música la escuchara más gente, pero no pasa por ahí. O sea, voy a seguir grabando discos aunque lo escuchen cinco personas. Si a esas cinco personas les gustan, me doy por pagado. 

Y en tu proyecto solista… ¿Has tocado en vivo? 

Sí, estoy tocando harto en vivo. El año pasado tocamos harto: en el Club Chocolate, en el bar Ummo, que bueno, en paz descanse. Hace poco tocamos en el Bar El Retiro, en Bellavista, y tocamos mucho en un bar que te recomiendo y que ojalá que lo recomiendes, se llama Cerros de Chena y queda en Avenida Italia con Santa Isabel. Ahí he tocado un montón, con los vaqueros, vestidos de cowboy, o también solo, con guitarra y armónica, a lo Dylan. Los dos formatos funcionan bacán. 

Estuvimos tocando también en el Caracol de Los Leones y tenemos un proyecto de hacer más tocatas ahí, pero hay que encontrar un horario en que no molestemos tanto a los vecinos. 

Espero poder tocar harto en vivo, porque el show que estamos haciendo con los Vaqueros está entretenido. 

Hiciste un video musical hace poco, ¿no? Encontré bien interesante la estética del video. 

Es una mezcla de mi personaje vaquero con la película París Texas. Usamos el personaje de Harry Dean Stanton porque estábamos en el desierto, y quería tener dos personajes en el video que se diferenciaran bien, el vaquero por un lado y este otro, pero los dos soy yo. Entonces sí, quedó entretenido. 

Lo dirigió Francisco Escudero, que hace comerciales y que también es músico y ha tocado conmigo varias veces. Toca percusiones, toca congas, es un bacán. Trabajamos con un director de foto que es uruguayo pero que justo estaba acá en Chile, así que partimos a grabarlo a Salamanca, en la cuarta región, hacia la cordillera. Es un pueblo bien interesante, que yo no conocía. Era como estar en el medio oeste. Bueno, y saqué otro video más poco después de ese, pero es de una canción un poco más antigua, que se llama Drugs y que es un homenaje a Sun Records, a la música de Johnny Cash, de Elvis y esas temáticas, como Cocaine Blues, qué sé yo. 

Y ahora, volviendo al pasado, ¿cómo empezaste en la música? Tú eres publicista, ¿verdad? 

O sea, siempre toqué música. Toqué armónica, desde muy chico. Ese es como “mi instrumento”, el que podría decir que mejor domino. La guitarra, de hecho, ahora en los conciertos a veces ni la toco, para poder hacer la performance del vaquero. Pero partí desde muy chico, siempre tocando en el colegio, en los festivales. Ahí con un amigo, Edo Bertrán, que era mi compañero de curso, armamos una banda que se llama Prosix y que existe hasta el día de hoy, pero todavía no lo subimos a Spotify. Somos muy alternativos para eso jaja. Por ahora nos pueden encontrar solo en Bandcamp. 

¿Y ahí qué música tocas? 

Mi música siempre tiene como un estilo mío, pero el Edo es más punketa. Entonces es como… no sé, como mi música, pero más acelerada y con más protagonismo en la batería, porque somos solo los dos. 

Y bueno, tú tocabas desde chico, y ahí ¿cómo llegaste a los Humberstones? 

Las vueltas de la vida. 

¿Cuántos años tenías cuando empezó ese grupo? 

Cuando empezó ese grupo tampoco era tan joven. Tenía como 24 años, por ahí. Pero como te digo, siempre toqué, siempre hice colaboraciones. Si alguien necesitaba una armónica, yo iba y la grababa. Dentro de la publicidad también, hice un montón de música. Hice música para programas de televisión, para comerciales. Hice hasta la canción de una teleserie. 

¿Se puede saber cuáles? 

Me da un poco de vergüenza igual, porque lo hice más pensando como publicista que como músico. No sé si alcanzaste a verla, pero era una teleserie que se llamaba 16. Era como “la teleserie joven”, pero del 2001. Igual fue bueno hacer eso porque me permitió entrar a la SCD y poder empezar a registrar mis canciones. En esa época entrar a la SCD era más difícil porque tenías que tener algo sonando en los medios, y en esa época los medios eran menos. 

Fue bueno también lo de la publicidad porque conocí más gente que andaba en la misma que yo. Músicos que se dedican a grabar publicidad. Por ahí conocí al Caco Lyon, por ejemplo, que es un personaje importantísimo. O sea, grabó a Los Prisioneros, sin ir más lejos. Y él, muy buena onda, me grabó mi primer EP con los Humberstones. Le mostré las maquetas y se embaló, porque lo encontró bueno. Es un bacán El Caco Lyon. 

A Francisco Escudero también lo conocí por la publicidad, y a la Cata González, que dirigió el video de Drugs. Ella hizo un corto hace unos años que se llamaba Como los terremotos, y en ese corto yo también hice la música. Así que ahí seguimos colaborando eternamente. 

¿Y has participado en más cortos, o quizás en películas? 

Sí, en una película que se llama Distancia, de Nicolás Rojas, ahí hay un par de mis temas. Está una canción que se llama El Blues del Desadaptado, de los Humberstones y no me acuerdo cual más. Y me acuerdo que en un momento la radio Sonar, sacó una película, donde también sonamos con los Humberstones, con una o dos canciones. No sé si trascendió mucho la película, pero fue un momento interesante, que una radio sacara una película.  

¿Tienes pensado sacar más álbumes? 

Sí, hasta que me muera. Aparte que no tengo ninguna restricción, que eso es otra cosa buena de ser solista. Obviamente las bandas tienen un estilo y ciertos cánones que hay que respetar, pero desde que soy yo solo, si un día quiero hacer una cumbia, voy y la hago nomás, no le tengo que preguntar a nadie. 

De alguna forma mi estilo trasciende a la onda que esté tocando. No sé si es por lo que digo o por cómo lo hago o tal vez por el mismo hecho de que sea medio lo-fi, pero eso ya me da como un sello. Y con eso, claro, espero poder seguir grabando para siempre, y buscando temáticas distintas. Y ojalá siempre invitando a personajes que coinciden en mis discos. Por ejemplo, el señor Hammond, que toca teclado. No toca en todas las canciones, pero toca por lo menos en un tema por disco. 

¿Cuál es el proceso que más disfrutas cuando creas un álbum? 

Yo creo que cada parte es disfrutable. O sea, lo primero es hacer una canción y terminarla, y después escucharla y decir “está buena”. Eso es lo mejor. Hacer una canción y darte cuenta de que te gusta cómo queda. Que está buena la melodía o la letra, que está divertida o qué sé yo. Pero después puede haber otro proceso, o no, que es cuando la compartes y le metes más cosas o involucras a alguien más. Es súper disfrutable ese proceso. Después, claro, armar el disco, elegir cuáles de las canciones que tienes podrían convivir, en qué orden, todo eso es entretenido. Después la carátula la hago yo también, o le pido a alguien que me ayude.

Bueno, la última pregunta que tengo es, ¿cuáles son tus referencias musicales? ¿La música que escuchaste de chico influyó en lo que tocas ahora?

Bueno, de chico, de toda la vida, mi referencia máxima es Bob Dylan. Los Beatles, el mejor grupo de todos los tiempos. Leonard Cohen también, en el trabajo de las letras y la música. Esa música que te va hipnotizando con una letra bien pensada.

¿Y música chilena? 

Me gusta mucho Perrosky. En cuanto a estilo y la onda yo siento que voy un poco por la misma avenida que los Perrosky, con esa música media folk, con armónicas, con guitarras. Me gusta mucho también una banda de Conce que se llama Julius Popper, con quienes tocamos mucho en la época de los Humberstones, éramos bien yuntas. Ellos nos invitaron a nuestra primera tocata en Conce y ahí nos hicimos amigos. Y la primera vez que vinieron a Santiago los trajimos nosotros, o sea los invitamos a tocar una vez que teníamos una fecha en la SCD, pero fue terrible porque justo fue un día que llovió en Santiago, que se cayó en el cielo. Entonces, llegaron como seis personas a la tocata, pero el carrete duró hasta las 8 de la mañana igual. Son súper buenos los Julius.