por Jo M.
Este fin de semana los usuarios de redes sociales en Chile quedaron impactados y empezaron otro habitual episodio de inquisición al enterarse de que Karol Dance había servido “body sushi” sobre el cuerpo de hombres y mujeres en su celebración de cumpleaños.
Creo -o quiero creer- que la mayoría estamos de acuerdo en que el “body sushi” se trata de algo degradante, ya que trata a las personas literalmente como objetos sobre los cuales posar comida para que otros la consuman.
La primera vez que me espanté con esta práctica fue al ver la película Mapa de los sonidos de Tokio de Isabel Coixet, donde una de las primeras escenas era la imagen de arriba, en la que hombres de negocios comían como si nada sobre el cuerpo de mujeres instaladas como mesas. No sé si antes o después, volví a ver esta práctica, esta vez en Sex and the City, cuando Samantha asume la posición de mesa -durante horas- mientras esperaba sorprender a su pololo.
Según Wikipedia, esta horrible práctica japonesa viene de la época de los samurai y las geishas, y se llama Nyotaimori cuando es sobre el cuerpo de una mujer, y Nantaimori cuando es sobre el cuerpo de un hombre, y aunque se siga practicando y según La Cuarta llegó a Chile el 2013, ha sido condenado en varios lugares del mundo, especialmente por activistas feministas, acostumbradas a tener que luchar contra que los cuerpos de las mujeres sean tratados como objetos.
Pero por mucho que repudie el “body sushi”, tengo sentimientos encontrados con la polémica a propósito de la celebración de Karol Dance; por un lado, me alegra que este tipo de prácticas sean socialmente condenadas, ya que asumo que tenemos más conciencia sobre que el cuerpo de una persona no debe ser un objeto; por otro lado, me aterra ver cómo las redes sociales se vuelven una especie de inquisición en la que individuos detrás de un teclado se transforman en una masa abusadora que condena sin piedad ni empatía a quien decida acusar el día de turno, y la violencia que veo me hace dudar de la sinceridad detrás de un discurso que supuestamente aparece para defender la dignidad humana. Y si bien entiendo y veo que el “body sushi” es más explícito y denigrante, no veo la misma condena hacia supuestas tradiciones locales como los cafés con piernas.
Por otro lado, también tengo dudas sobre la voluntad de quienes se exponen a que sus cuerpos sean un objeto; ¿no tendría una mujer o un hombre derecho a hacer con su cuerpo lo que quisiera, aunque eso incluyera usarlo como objeto? Pero ¿qué tan libres o qué tan motivadas por necesidad o por la sociedad son esas decisiones?
Estoy muy de acuerdo en la mayoría de los puntos que expones. Tantos hombres y mujeres prestan servicios como objetos en un montón de tareas, por ejemplo los modelos, solo están ahí como soporte para mostrar ropa, zapatos,etc. Nadie les pregunta por sus intereses, ni importa su voluntad. Tienen que estar allí, sacarse fotos (en condiciones de repente peligrosas para la salud) o caminar sin sonreír, etc y no veo que haya una crítica por eso. ¿Cual es la diferencia entre ambas situaciones?, yo no alcanzo a entenderlas. En ambos casos, me imagino que existe la voluntad de hacer esa pega. ¿qué pasa con los modelos para arte?, el cuerpo humano no se pone al mismo nivel de un jarrón?, no es el cuerpo humano un objeto en sí mismo.
Sobre la redes sociales, hoy leí una reflexión de Luz Croxatto q me identifica totalmente “Pensé que la internet sería la globalización del conocimiento y la sabiduría, pero no. Lo que se instaló es el imperio del narcisismo y la estupidez”
Demasiado de acuerdo con Karina
Yo creo que no pasa necesariamente por si el otro ha dispuesto su cuerpo para ello. Es decir, a los chiquillos de la fiesta les deben haber pagado bien para que estés dispuestos a ser bandejas humanas. Y de manera voluntaria, accedieron a ello.
El conflicto, para mí, para por el resto. Por aquellos que legitimamos estas prácticas. Si existen es porque hay alguien dispuesto a pagar, hay alguien dispuesto a observar, a comer, al ejercicio que sea.
Hay gente que encuentra genial la idea de tener personas como mesas, como bandejas. Y eso es lo que hace ruido, eso es lo que me inquieta. Que nosotros, la sociedad, validemos ciertas conductas y digamos que son normales y que deben existir porque hay una transacción monetaria de por medio.
El cuerpo se está usando como objeto? Sí, así es. Es culpa directa del que recibe dinero por hacerlo? No necesariamente, pues quizá fue una buena oportunidad económica.
Para mí, más bien, es responsabilidad de quien considera que es apto, de quien cree que no hay nada de fondo en una dinámica de un cuerpo-bandeja, o del cuerpo de la mujer cosificado en otros espacios. Y es una responsabilidad nuestra también. Tenemos el discurso de que “el trabajo dignifica”, pero poco nos preocupamos porque esos trabajamos contribuyan a la dignidad de la persona. Somos nosotros los que validamos las prácticas, somo nosotros los que podemos y debemos deslegitimarlas.
Opino exactamente lo mismo.
El discurso de “bueno, es su vida, su cuerpo, su decisión”, se queda corto.
Qué clase de persona se siente cool por comer con sus amigos encima de una mujer a la que le pagó? (O un hombre) no hay un sentimiento de poder o de desprecio de las personas detrás de eso? Yo creo que sí.
Distinto es si es un juego en igualdad de condiciones, donde los roles puwdan cambiar. Pero no creo que los roles cambien en ese tipo de comidas
Le dan color…. estamos viviendo la dictadura de las minorías y de lo politicamente correcto.
Si a ellos les da lo mismo, que les importa a Uds. lo que hagan, son adultos libres y hacen con su cuerpo lo que quieren. Hay montones de oficios que “objetivizan el cuerpo”…. modelos de pasarela o de arte, prostitutas (de las que lo hacen por desicion propia.. que si que las hay), pinturitas de farandula, y ahora las que hacen de bandeja.. que tanto… no le hacen daño a nadie y lo hacen de manera libre y voluntaria.
la mujer no es objeto sexual es simbolo de deseo y si una mujer es un body sushi es bajo termino pre establecido asi que no les creo a los hipocritas que opinan solo por querer parecer algo que ni ellos mismos se la creen. Grupos de Hipocritas RETORCIDOS
Señor, estamos conversando en forma respetuosa.
No es necesario insultar oara argumentar.