Por Soraya
Aunque actualmente usamos a diario los pantalones, siendo considerada para nosotr@s como una de las prendas más básicas, la verdad es que no siempre fue así. Es una de las cosas que, hasta hace unos años atrás (increíblemente, hace no tanto), las mujeres teníamos prohibido hacer o, en este caso, utilizar. Por lo mismo, el pantalón de mujer significó reivindicación y revolución. Pero, ¿cuándo las mujeres empezamos a usar pantalón?
Lo indecoroso del pantalón
Primero que todo hay que saber que cuando se comenzó a extender el uso del pantalón, que evidentemente era solo pensado para los hombres, fue convertido en un símbolo de poder y, por lo tanto, se politizó como algo que caracterizaba a ciertos grupos sociales. Cabe mencionar que a partir de esto es que surgieron dichos como “llevar los pantalones”, asociando el poder a quien viste esta prenda.
Ante esto, la idea que una mujer utilizara pantalón era pensado como travestismo o como un intento de imitar el rol de poder del hombre. Por lo que, incluso unos años después de la revolución francesa, alrededor de 1800, se aprobaría una ley en la que se le prohibía a las mujeres parisinas usar ropas de vestir “masculinas” -la que fue derogada recién en el 2013-.
No fue hasta 1851 que apareció una de las pioneras en contribuir a su uso, la feminista Amelia Bloomer. Ella se encargó de promover el llamado bloomer, un conjunto formado por una especie de pantalón holgado que iba debajo de una falda o vestido “corto”. Más que todo, donde mejor se recibió el bloomer fue como indumentaria deportiva por ser una opción más cómoda, aún así no se podría decir que logró ser una moda.
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De a poco a lo mixto
Ya para el siglo XX es cuando las mujeres empezamos a usar pantalón masivamente, específicamente luego de los años 20, donde la prenda se seguía considerando como “indecorosa”. La que apostó y dio vida al pantalón de mujer en 1930 fue Coco Chanel, otorgándole al ítem una construcción femenina que se adecue mejor al cuerpo y resulte más liberador, logrando que se popularice en todas las clases sociales.
Asimismo, cinco años después se presentó Lady Levi’s jeans, los primeros pantalones de mezclilla para mujeres. Ambas producciones definitivamente formaron una fuerte imagen con la cual romper esta “tradición” de poder viril.
Aunque con la llegada de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) las mujeres tuvieron que incorporarse como obreras en fábricas, haciendo que deban utilizar pantalón y overoles, probablemente donde más se popularizó su uso fue gracias a celebridades o mujeres de renombre. Por mencionar algunas, la actriz Marlene Dietrich, quien se convirtió en la primera mujer en aparecer en una película –Marruecos (1930)- con un traje pantalón.
Audrey Hepburn, que encarnaba perfectamente el estilo moderno que tenía la prenda. Incluso Frida Kahlo, cuando en 1940 ella pintó Autorretrato con pelo corto, donde aparece vestida con un traje.
Para la década de los 60 se lleva la idea del traje pantalón a la alta costura con Yves Saint Laurent. Fue para su colección otoño/invierno 1966 que presenta el primer traje sastre para mujeres que incluía el pantalón, llamándolo Le Smoking. Con la salida de este diseño es que se comienza a hablar del concepto de prendas unisex, admitiendo que aquello que en un inicio representaba el poder masculino se convierte en algo de ambos géneros/sexos.
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A esta altura, entre los 60 y 70, es que cobran gran relevancia los movimientos sociales, ya que con la intención de romper estas “tradiciones” es que concepciones como que la ropa puede ser mixta lograron tomar fuerza. El movimiento hippie, por ejemplo, consiguió que los vaqueros de campana sean usados por hombres y mujeres, generando un éxito de producción que posibilitó a lo que hoy consideramos una prenda básica para tod@s l@s géneros.
Finalmente, se puede decir que desde ahí es cuando las mujeres empezamos a usar pantalón, justamente con el resurgimiento del feminismo se concretó la reinterpretación de ese poder que siempre se le ha atribuido a la prenda para usarla a nuestro favor. Para denotar rebelión y empoderamiento.