Por Anaí Núñez, de @viajandoatucentro
La autocompasión es la percepción y comprensión del sufrimiento de ti misma y el deseo de reducir o eliminar dicho sufrimiento. Pero antes de ir a la autocompasión, debes saber lo que es la compasión.
¿Qué es la compasión?
La compasión es un sentimiento profundo sobre el sufrimiento de otro, junto con el deseo de aliviarlo. Este sentimiento ocurre cuando puedes contactar, comprender y empatizar con el sufrimiento de una persona o ser y tienes la necesidad de disminuir su sufrimiento. Quieres ayudar a esa persona que sufre.
La compasión desde una perspectiva budista
Desde una perspectiva budista, la compasión es el deseo de aliviar el sufrimiento y sus causas o también es definida como la incapacidad de soportar el sufrimiento de otra persona.
El sufrimiento es ese exceso de pensamientos al que le das rienda suelta y que está en el plano de la fantasía, es decir, en el terreno de la mente. Desde el sufrimiento puedes quedarte dando vueltas y vueltas en los mismos patrones, no permitiéndote la evolución ni el crecimiento personal.
Todas las personas tienen la semilla de la compasión, cualquier persona puede cultivarla.
¿Qué es la autocompasión?
Como te decía antes: la autocompasión es la percepción y comprensión del sufrimiento de ti misma y el deseo de reducir o eliminar dicho sufrimiento. Esto implica actuar contigo misma de una manera amable y comprensiva cuando estás pasando por un momento difícil, te equivocas o te das cuenta que algo no te gusta de ti misma.
Kristin Neff, una de las líderes en el campo del impacto beneficioso de la autocompasión en la salud, dice que “no siempre podemos obtener lo que queremos. No siempre podemos ser la persona que queremos ser. Cuando negamos o resistimos esta realidad, el sufrimiento surge en forma de estrés, frustración, y autocrítica. Sin embargo, cuando esta realidad es aceptada con benevolencia, generamos emociones positivas como la compasión y el cuidado, las que nos ayudan a enfrentar nuestra situación”.
A su vez, es importante desprivatizar tu sufrimiento. Al tomar conciencia de que este es compartido por muchas personas y que no estás sola en este sentir, serás capaz de poner en perspectiva aquello por lo que sufres. Así podrás compartir tus experiencias y podrás despejarte con otras personas.
Es más fácil pasar de un sentimiento de compasión por otros y luego desarrollar la autocompasión, pues al identificarte y reflejarte en el sufrimiento de otros, puedes desarrollar sentimientos de apoyo, empatía, amor y comprensión que luego podrás volcar hacia ti misma.
¿Cómo ser más autocompasiva?
Para ser autocompasiva tienes que percibirte amable y comprensivamente, sin juzgarte, observando tu ser en el mundo sin críticas y con apertura. En este sentido, es importante contemplar tu experiencia, emociones y existencia sin identificarte.
Al ser capaz de no identificarte con tus pensamientos, emociones, recuerdos y fantasías, podrás ser más feliz y sentir menos sufrimiento. De esta manera, es clave reconocer que esos pensamientos o emociones están en ti, pero que no eres eso. Como dijo Buda: “El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional”.
Ser compasiva contigo misma no es victimizarte
El ser compasiva contigo misma no significa que te estés victimizando ni teniendo pena por ti misma. La diferencia radica en que al autocompadecerte no sientes lástima ni eres pesimista sobre cómo te sientes o las circunstancias a tu alrededor. Más bien, eres capaz de contemplar y observarte con aceptación y amor.
En este sentido, para desarrollar la autocompasión y aliviar tu propio sufrimiento, es necesario que seas una testigo amorosa de tu existencia: trátate con amor, contémplate sin juicios ni críticas, ten un diálogo amoroso contigo misma y sé consciente de la experiencia que estás viviendo sin identificarte con ella y aceptándola como parte de tu existencia.
Ejercicios de autocompasión
1. Meditación para trabajar en tu autocompasión
Con esta meditación de mi canal Ser en Viaje puedes trabajar en el desarrollo de tu autocompasión y el amor propio.
2. Reconoce a tu voz autocrítica y cámbiala
Este ejercicio busca que logres reconocer cuando estás siendo juiciosa y crítica contigo misma. Al reconocer esa voz autocrítica y reformular sus observaciones de una manera más amigable, eventualmente y con constancia en la práctica, idearás nuevas formas compasivas de relacionarte contigo y los demás.
2. Escribe un diario en el que registres los momentos difíciles
Ten un diario donde escribas cada día con los lentes de la autocompasión, es decir, desde una perspectiva amorosa y sin juicios.
Preguntas que puedes responder en tu diario:
- ¿Cómo puedo cuidarme en este momento difícil?
- ¿Qué necesito para sentirme mejor?
- ¿Qué cualidades y fortalezas tengo en mi y que pueden ayudarme a sentir mejor?
- ¿Mis juicios y creencias me pertenecen?, ¿son coherentes con quien soy?
- ¿Estoy siendo amorosa conmigo misma?
3. Escríbete una carta
Hazlo desde la perspectiva de una amiga imaginaria incondicional, enfocándote en ese algo por lo que sueles juzgarte.
- ¿Qué te diría acerca de tu “defecto” desde su perspectiva compasiva?
- ¿Cómo transmitiría la profunda compasión que siente por ti, especialmente por el dolor que sientes cuando te juzgas tan duramente?
- ¿Qué escribiría para recordarte que eres humana y que todas las personas tienen fortalezas y debilidades?
Y si crees que sugeriría posibles cambios que podrías hacer: ¿Cómo incorporarías estas sugerencias, sentimientos de comprensión y compasión incondicionales?
Cuando te escribas, desde la perspectiva de tu amiga imaginaria, trata de plasmar en tu carta un fuerte sentido de su aceptación, amabilidad, cuidado, junto con el deseo por tu salud y felicidad.
Después de escribir la carta, léela. Siente la compasión que te invade, te relaja y te consuela. El amor, la conexión y la aceptación son tu derecho de nacimiento. Para reclamarlos, sólo necesitas viajar a tu centro.
4. Piensa en el motivo de tu autocrítica
Si usas la autocrítica como motivador para el cambio, piensa y pregúntate por qué crees que ser dura contigo misma te ayudará a cambiar.
Intenta conectar con el dolor emocional que causa esa autocrítica, compadécete por la experiencia de sentirte tan juzgada.
Luego, ve si puedes pensar en una forma más amable y más solidaria para motivarte a hacer un cambio: ¿Qué lenguaje usaría una amiga o amigo, tu mamá o tu papá, o alguien que te ama para señalar que tu comportamiento es improductivo mientras que te alienta a hacer algo diferente deseando que estés sana y feliz?
5. Nota el dolor de tu autocrítica y regálate compasión
Cuando en el futuro te des cuenta que te estás juzgando por un rasgo no deseado, nota ese dolor y compadécete de ti misma.
Luego, replantea tu diálogo interno para que sea más alentador y de apoyo. Recuerda que, si realmente quieres motivarte, el amor es más poderoso que el miedo.
6. Piensa en tu mejor amiga
Piensa en esas veces en que tu mejor amiga se haya sentido muy mal o haya estado luchando consigo misma. ¿Cómo responderías ante esta situación?
Escribe lo qué harías y lo que le dirías. Nota la manera en la que te diriges a ella. Ahora, piensa en cuando tú te sientes muy mal o estás luchando contigo misma. ¿Cómo te respondes en estas situaciones? Escribe lo que te dices, cómo te tratas, notando el tono afectivo en el que te hablas a ti misma.
¿Notas alguna diferencia? Si es así, ¿qué factores crees que influyen en que te trates tan diferente a ti en relación al resto? Escribe cómo crees que las cosas podrían cambiar si te respondieras a ti misma de la misma manera en que respondes a una amiga o amigo cercano cuando está sufriendo.
Si quieres iniciar conmigo un proceso terapéutico, puedes agendar tu sesión y conocer más sobre mi forma de trabajar en Instagram o en mi canal de YouTube.
