Por David Quinteros Aracena
Más que un texto de obra, éste será un ejercicio de correspondencia en el que contaré un poco sobre el proceso de la obra “A vista de pájaro” expuesta en Galería Cívica
Hace un poco más de un año me he encontrado con ideas que han influido en mi posición frente a este universo llamado Arte, y por consecuencia, en mi manera de abordar el proceso “creativo”. Por primera vez me he atrevido a profundizar en las cosas que me han acompañado desde siempre, (formas de dibujar, modos de ver, métodos de hacer, maneras de pensar y/o reflexionar etc.)
Con la intención de encontrar una sintonía entre mi biografía, (todas las situaciones que han influido en mi manera de ver, sentir y pensar el mundo) y un método productivo que derive de ese proceso de búsqueda. Y es esta última palabra la que ha alimentado el espíritu insistente de ejercitar la musculatura del arte.
Me acomoda posicionarme desde la idea del caminante curioso y en permanente búsqueda, que recorre y encuentra, que abre el espacio para que el azar pueda iluminar también, algunos lugares íntimos a través de ejercicios de recolección de imágenes, objetos, historias y experiencias que de alguna manera, al elegirlas por sobre otras, permitan dilucidar ciertas “cosas” que me han acompañado desde siempre, pero que sin embargo han pasado desapercibidas.
Bien sabes de la obsesión que tengo con los aviones. Durante mucho tiempo he considerado que es un elemento poco digno de análisis, considerándolo incluso banal, de lectura facilista (anti guerra, bla bla.), superficial, etc. Pero está ahí, siempre ha estado ahí, y siento el deber de revisarlo por todos los ángulos posibles. Hasta el momento sigue siendo un misterio, pero me he hecho cargo de iniciar una búsqueda que durante el proceso ha puesto en relevancia situaciones, reflexiones y objetos concretos, que no imaginaba encontrar.
Insisto en la figura del caminante, del recolector que va al mercado persa, o a los coleros de la feria en búsqueda de algo, de un “tesoro” o de un “fetiche” que sólo se encuentra y cobra sentido al momento de tenerlo frente a mi. No es la intención realizar ejercicios surrealistas y liberar al inconsciente creativo a través de ejercicios mágicos, etc. Sino que por el contrario, es más un ejercicio de unir elementos encontrados mediante relaciones que me permitan articular lecturas, y de esta manera, especular sobre los factores que han incidido en la formación y construcción de este misterio estético.
Aún siendo consciente de los factores políticos y socioculturales que influyeron en la transmisión de los diferentes imaginarios y micro-relatos, presentes en las imágenes mediatizadas que consumí, y que por consecuencia, reforzaron mi interés por esas maravillas voladoras, prefiero dejar eso para otra ocasión y destacar uno de los encuentros más importantes del 2018:
“El avión acusa”. Sabíamos que nuestras ciudades eran indignas, despreciadas por la mayoría de quienes las habitaban y que permanecerán indiferentes a la razón, a la sociedad, a la familia y a todo ser sensible. Lo sabíamos, pero no sospechábamos el alcance de esa suciedad y deshonestidad de la ciudad para con sus habitantes.
El avión observo, nos informó y acuso. Ahora tenemos las pruebas registradas en las fotografías. Hay que salvar las ciudades cueste lo que cueste. Se ha alcanzado un punto insuperable. Hay que liberar a los hombres y a la sociedad de tanto desbarajuste, de tanta tristeza y malestar. Con su mirada de águila, el avión escrutó la ciudad.
Contempla Londres, París, Berlín, Nueva York, Argel, Buenos Aires, Sao Paulo. El balance es siniestro. El avión descubre como los hombres construyen ciudades. De este modo, lo mas agradable aquello que envuelve los actos cotidianos de amor de fraternidad y de dolor, la vivienda y la calle sobre la que se asoman las ventanas de las casas, constituye todo un ambiente lúgubre mutilado, brutal, sin espíritu ni gracia.
En las construcciones no hay ni un asomo de sentimientos nobles, solo la voracidad de los beneficios, uno se cansa de pasear a pie entre la hostil actitud de calles y barrios. Uno se siente vació y abrumado. Regresamos a casa y cerramos la puerta de ese recuerdo asfixiante.
Millones de hombres y mujeres, niños y ancianos suman a todo ello los días sin alegría de sus vidas. El avión escruta, corre, observa con rapidez, no se cansa e incluso, se sumerge en la cruel realidad. Con su implacable mirada penetra en la miseria de las ciudades y las fotografías para aquellos que no tienen el valor de observar las casas desde las alturas…
Este fragmento de Le Corbusier, sobre El Avión, lo encontré en la revista “El Caminante”, N°7, en ese momento sentí que algo hizo click, y me interesé por esa vista de pájaro, por esa revisión del paisaje, por ese contraste entre lo que se ve a nivel de superficie y lo que se ve desde la altura y cómo la distancia influye en la importancia que le damos a lo que vemos.
Ambas pinturas representan lo mismo, el límite sur (creo) de Curicó, la periferia industrial (IANSA para ser más preciso) el paisaje actual de Curicó, cuyas características se repiten en todo el país, Construcciones estrictamente funcionales y productivistas, aledañas a carreteras saturadas de publicidad e información que sirven de soporte a discursos e imaginarios cotidianos, “que a esta altura” ni siquiera se cuestionan porque ya se asumen como normales.
Pero que desde una perspectiva distinta, desde la vista de pájaro, sus lecturas pueden ampliarse, facilitando la aparición de otras preguntas, de otras reflexiones y de otras búsquedas que faciliten el acceso a una panorámica más clara que permita “separar la paja del trigo” .”
Los trabajadores de IANSA actuamos con rectitud y probidad, en consecuencia con lo que creemos y consideramos importante. Actuamos siempre con honestidad, incluso en negociaciones difíciles con agentes externos.” (Valores institucionales de IANSA).
Preferí compartir y destacar el origen y el proceso de obra, por sobre el resultado, porque considero que no hay UN resultado, sigue siendo un proceso abierto, que responde a una invitación y que trata de adecuarse al contexto de Curicó.
Para mí sigue siendo una obra abierta, que recibe la posta de un experiencias y ejercicios previos que se han enmarcado en el entendimiento del Arte como un espacio de libertad, que ofrece una alternativa para investigar (y conocer el mundo) desde una perspectiva y metodología propia, que en mi caso al menos, se encuentra en constante desarrollo, asumiendo la incertidumbre como una oportunidad, y no como una amenaza.
Ahhh, me sentiría muy sabia caminando por la calle con una polera así <3 aguante Zancada y la Nori, siempre dándonos ánimo