por Rodrigo Ferrari*
Tal como contaba la semana pasada, hay una canción que me viene dando vueltas no solo porque es una gran obra musical, sino porque esconde una de las mejores historias de la música contemporánea. Trataré de ser breve.
Los 60s fue una década de grandes discos. Rubber Soul (1965) de los Beatles no solo dejó peinado para atrás a fans y críticos. Al otro día de escucharlo el genio de los Beach Boys, Brian Wilson, se encerró en el estudio y compuso “God only knows”, canción que abre el lado B del álbum Pet Sounds (1966), otro disco que cambiaría la música como se conocía hasta ese momento.
Tras el gran éxito de Pet Sound (a pesar de los malos augurios del sello y resto de la banda), Wilson comenzó a trabajar en Smile, el disco que terminaría con todos los debates, pero cuando llevaba diez meses de composiciones, escrituras y cientos de capas de música, lo abandonó ante la poca fe que tenían -de nuevo- la disquera y la propia banda, así como por los propios fantasmas de Wilson en ese tiempo sumido en un hermético y críptico proceso creativo ligado (para algunos, demasiado) a su experiencia con las drogas.
Aunque parte de ese trabajo fuera publicado en Smiley Smile (1967) la -hasta ese entonces- más discreta producción de los Beach Boys, Smile, el disco que lo cambiaría todo, no prosperó. Se transformó en una obra maldita y quedó literalmente guardado en un baúl.
Casi 40 años después, en 2003, Brian Wilson accedió sorpresivamente a volver al estudio junto al letrista original Van Dyke Parks y su nueva banda de apoyo para retomar y finalizar ese álbum. Brian Wilson Presents Smile salió en 2004 y fue ahí cuando supe de esta historia, contada de gran manera en el documental Beautiful Dreamer: Brian Wilson and the Story of Smile que compré en DVD apenas salió y que hoy se puede ver en youtube y que finaliza con la presentación en vivo del disco con un Brian Wilson aun temeroso, como si estuviera haciendo algo malo, sin darse cuenta que está ejecutando uno de los discos más importantes de la música moderna, no solo por cómo sonaba, sino por su alambicada historia.
Fue tanto el éxito de Smile que los propios Beach Boys publicarían en 2011 The Smile Sessions, una reedición que incluía parte de las sesiones que alcanzaron a grabar la banda y algunos arreglos posteriores, pero que pareció más una jugada marketera del sello que otra cosa.
Y todo esto por una canción para empezar un playlist. “Good vibrations” fue el primer corte compuesto y producido por Wilson para Smile, el que se editó como single en 1967 y luego fue parte del Smiley Smile en una versión más extendida. Yo elegí la versión de 2004, porque creo que representa lo que Wilson quería. Una de mis canciones favoritas de la vida con una de las mejores historias, que difícilmente se pueden contar en un mail, pero que cuando cobren su completo, podremos hablar en detalle.
Además de las buenas vibras de Wilson, las novedades de esta semana vienen de la mano de Blossom un R&B que recuerda los primeros años de Beyonce, un nuevo single de Drake y que fue estrenado hace unos días para un desfile en la semana de la moda de París, el punk rock femenino de The Courtneys, el regreso de Ariel Pink y un gran single hasta ahora inédito de Radiohead, parte de las sesiones de OK Computer y que tras veinte años es publicado.
Espero les guste el resto de la selección y la historia. Como siempre, bienvenidos los comentarios, anécdotas, reclamos y sugerencias. Solo hay que contestar este mail y en serio, háganlo, con un emoji que sea.
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