por la hija*
Las largas peleas que escuchábamos con mis hermanas a través de las paredes de mi casa desde que tengo uso de razón, han vuelto como un desagradable flashback de la infancia desde que mis hermanas mayores se fueron de la casa. De las tres, solo quedo yo por abandonar el nido, algo que deseo con toda mi alma. Pero me queda un rato aún para terminar la carrera y seguir juntando plata con las peguitas que hago entre medio para poder irme.
Nunca pensé que lo que más echaría de menos de mis hermanas sería estar acompañada mientras nuestros padres discuten. Vivir con dos adultos que se descalifican -y francamente a veces pienso que se odian- no es solo deprimente, también es desgastador y limitante.
Lo único que hago es llegar a encerrarme a mi pieza y tratar de inventarme panoramas porque sentarse a comer con dos personas que no se hablan es más que absurdo. Supongo que las peleas volvieron ahora que existen cada vez menos cosas que compartir, los hijos pueden ser el “pegamento” que mantiene para bien o para mal a las familias unidas. El famoso síndrome del nido vacío.
A veces mi mamá se acerca a contarme cosas y trato de calmarla pero en el fondo de mi corazón lo único que quisiera decirles es: por favor, sepárense. Espero algún día tener la fuerza para hacerlo. La pregunta es, ¿me escucharán?
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A veces los papás no se separan por los hijos. Entonces si hablaras con uno de ellos (como tú mamá) o quizás los dos, les darías la fuerza y la seguridad para hacerlo. En mi caso fue así: no habían discusiones ni nada, pero había pasado algo que claramente había roto los lazos por parte de uno de ellos, así que un día le dije a mi mamá “por qué no nos separamos”. Y eso en serio le confirmó una decisión que había tomado ella la hace un tiempo y que mantenía reservada. Éxito con eso, un abrazo y al final todo es para mejor.
Por lo que he visto en gente cercana es que las personas que se tratan con ese nivel de “odio” mientras están juntas cuando se separan se siguen tratando igual y en la mayor parte de los casos…peor…. Uds menos mal son grandes porque si no las usarían como moneda de cambio y presión. Las personas descontroladas no logran la madurez para poner a los hijos por sobre el problema de pareja y se desquitan del ex a través de los hijos, de la familia extendida y las amistades que hubieran tenido e común.
Lo ideal sería mandarlos a terapia, no para que recompongan un matrimonio roto, sino para que maduren y sepan discutir como adultos, con sensatez, altura de miras, sin arrebatos.
Quizá si le dices a tu mamá eso le confirme y le de la fuerza para decir “ya. Hasta a mi hija le está haciendo daño. Me voy a separar”. Se entiende? Por amor a ti y a ella misma si le dices ella puede dar el paso, en el fondo.
Que lata leer que entre miembros de la familia no haya confianza, no puede ser que un tema tan vital no pueda ser tocado. Tus papás ya son viejos, y tú, aunque no te hayas independizado económicamente hace rato que eres una adulta, y puedes conversar como tal. Es difícil, porque pareciera que hablar sobre conflictos es como es echarle leña al fuego, pero cuando hay familia no hay consejo u opinión que no valga. Puede que las razones para no separarse tengan que ver con un largo trabajo personal por hacer, pero al menos, pones en la mesa un asunto importante. El costo de hablar puede que conlleve rabia, y otras peleas más, pero a veces es necesaria esa perspectiva, para pensar bien en las decisiones.
Evitar ser conflictivo con la familia, amigos o pareja, a veces solamente ayuda a que una situación que es insostenible, se dilate en el tiempo. Y esa aparente tranquilidad y buena onda, no sea más que una careta.