Por Sur
El año 97, cuando Jeff Buckely se ahogó en el Río Wolf, su álbum Grace, editado el 23 de agosto de 1994, no causaba aún la devoción y admiración que comenzó a crecer con ese episodio fatal, lleno de preguntas, que se llevó a Buckley para siempre.
Jeff alcanzó a editar solo Grace antes de morir. Cuando se ahogó se encontraba trabajando en un segundo álbum que él no logró terminar. Se dice que la sombra de Grace fue enorme para Jeff. Las sesiones para este nuevo disco en progreso se hicieron extremadamente largas, erráticas en algunos momentos. La madre de Jeff, luego de su muerte decidió publicar Sketches for My Sweetheart the Drunk para enfrentar las deudas de su hijo. En ese álbum póstumo también se involucró Chris Cornell, admirador de Buckley y a la vez admirado por él. Cornell años después, en su Euphoria Morning, dedicaría a Buckley Wave Goodbye y Preaching the End of the World.
Grace, la gran obra de Buckley, está formada por diez canciones, tres de ellas covers, una de ellas la más famosa de todo el disco. Hallelujah de Leonard Cohen es la cima de la interpretación vocal de Buckley para muchos. El mismo Cohen dijo que su canción sonaba suprema en la voz de Buckley, insinuando incluso que ese cover era la versión definitiva de su canción.
Para mi Last goodbye y Lover, you should’ve come over son las dos montañas musicales que elevan a este álbum que hoy cumple 30 años. Ambas escritas con el corazón roto luego de la ruptura con Rebeca Moore, artista a quien conoció en un concierto del año 91 donde se homenajeó a Tim, papá biológico de Jeff, también músico de folk rock de los años 60s. Es un capítulo aparte la no-relación entre ellos, luego de que Tim Buckley abandonara a su familia para dedicarse por completo a la búsqueda musical.
Imposible no hablar también de Mojo Pin, la canción que abre el disco y anuncia que algo enorme vendrá: llena de figuras poéticas y sacadas de sueño, junto con una fuerza tipo Led Zeppelin que arrasa con todo.
Escuchar y tomar atención a Grace, la canción que da el nombre al disco, da escalofríos. Hay frases que quedan muy cerca de lo que 3 años después pasaría con Jeff en ese afluente del Mississippi.
Grace es un disco eterno y no solo por el mito en torno a su autor, sino también por la profundidad del impacto que causa al escucharlo. Es un álbum redondo, lleno de momentos gloriosos, que no se encuentran en ninguna otra parte, pero a la vez es algo espontáneo, que pareciera simplemente ocurrir para quedarse flotando en el aire eternamente.
