Las alertas eran evidentes, pero no fui capaz de asumir que mi hombre perfecto, no era tal. Teníamos muchos gustos en común y lo pasábamos muy bien, sentía que nuestro amor era más grande que todo, por lo mismo, debía ser capaz de soportar su carácter. Estaba equivocada.
Todo empezó bien, llegaron en grupo sus amigos, los que conozco y con quienes hemos compartido en varias oportunidades, pero de pronto se congeló el tiempo, un grupo de minas estupendas llegaron saludando a todos y llenando de besos y abrazos a mi novio.
La única vez que he sentido algo similar ha sido con un pololo/andante que tuve, que lo amaba con todo mi alma y lo deseaba con todo mi ser, pero en el fondo, me caía como el hoyo! No puedo decir que era una mala persona, no eran cosas terribles, pero lo encontraba pesado. En ese caso podría decirse que lo amaba pero no lo soportaba.
En 2015 conocí a mi actual pareja, quien es un pelotudo de esos que entregan el amor a migajas, de esos a los que hay que pedirles que te abracen… Lo nuestro ha sido por capítulos inconclusos, capítulos intensos y viajes increíbles.
Solo me surgen dos problemas: el primero es que me dijeron que tenía que hacer 180 min de deporte a la semana, para mi nivel de sedentarismo, siento que me pidieron escalar el Everest.
Cuando se acabó el llanto, vino un suspiro. Finalmente, se abría una oportunidad para estar conmigo -eso que tanto había rehuido- para pensar en el futuro, para hacerme cargo de los pendientes, para reencontrarme, estar entera y re bien.
Cuando estaba en el colegio había un profesor de gimnasia, específicamente del taller de Voleibol, él era súper peludo, tan peludo que no sólo tenía musho pelo en los brazos, sino que se le salían unos pelos por el cuello de la polera, de una polera de cuello redondo cerrada.
Tal como en aquella inolvidable serie noventa, Melrose Place, y ahora en la súper pésima Friends from College, el ítem “jugar a las cambiaditas” es recurrente. Pero ahí las cochinadas son en grande, simultáneas, y ahí sí que no hay perdón ni olvido.
Todavía no me recupero del todo. Hace un par de días me encontré con mi ex en un paradero de micro, la situación más urbana y desprotegida que podría imaginar.